domingo, 11 de enero de 2009

Reflexión de hoy

En lugar de decir que la concupiscencia (que el diccionario Gran Espasa define como “1 apetito y de deseo de bienes terrenales. 2 apetito desordenado de placeres deshonestos”) es ruina futura, debí decir ayer que es ruina segura, porque qué si no una vida arruinada es la de aquel que es presa de cualquier apetito desordenado. Si la ambición es por bienes terrenales, nunca disfruta a plenitud de los que posee, por ser esclavo de la insatisfacción, auto-condenado a la búsqueda de más hasta agotar su último aliento. Ni hablar de quien se entrega a los placeres deshonestos; éste no osa salir ni un instante de su sordidez porque teme ser aniquilado por su conciencia. ¿Puede haber tortura mayor que el intento vano de esconderse de la propia conciencia? Estimo que no.

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