El superyó y la ira

El mal humor es un aderezo ácido que intensifica el amargo sabor de los problemas, pero para el ego inflado malhumorarse ante el mínimo percance es su reacción primaria y natural. El superyó y la ira caminan siempre de la mano.

El ego enemigo

No hay enemigo con la capacidad de destrucción y de implacable permanencia en la persecución que el ego, el propio yo. Es el único para el cual no hay escondite posible, y sólo con la asistencia de Jesús puede ser vencido. Gracias por hacer que lo entienda, Padre.

Te pido paz

Tu amor, Jesús, jamás se pierde porque es el amor eterno del Padre, entregado en la cruz y ratificado con la resurrección. Por ese lado puedo estar tranquilo, no necesito pedírte lo que me has dado. Realmente lo único que debo pedirte es paz cada vez que la pierdo, porque es justo lo que necesito para aquietar, sosegar, neutralizar, acabar al tirano que me esclaviza: mi ego. 

Eternidad

Padre, nada creado por Ti se pierde. Tu espíritu permanece intacto y la materia se transforma. Incluso el yo creado por mí, con libre albedrío y mis acciones, permanecerá más allá de la muerte física. Seguir el mandato de Jesús me conduce a la gloria, y el egoísmo al fuego eterno.

La vida eterna

Lo mejor para mí es reconocer y mantener pendiente todo el tiempo la vida eterna. Es la clave para llenar de amor el paseo terrenal y cumplir el mandamiento de Jesús, para que Tú, Padre, me otorgues la gracia de la salvación.

Vida eterna

Tener la certeza de la vida espiritual eterna hace ver la muerte física como lo que es: el milagro que lleva de regreso a la fuente divina, si merezco la salvación. Gracias en nombre de Jesús, Padre, por permitirme una nueva manera de pensar sobre la partida del alma.

Soy tu hijo

Seguir el establecido patrón social de pensamiento provoca que olvide lo que realmente soy: tu hijo, Padre, a la vez que me convierte en simple miembro de una manada humana manejada como bien de producción por y para unos pocos.

Acatar tu voluntad desecha la tristeza

¿Qué me provoca tristeza? Las ocurrencias indeseadas que no figuran en mis planes. ¿Cómo evito la tristeza? Si entiendo y acato, de una vez por todas, que todo está sujeto a tu voluntad, Padre, y que no debo hacer causa con el cuestionamiento lastimero cuando no me agrada un hecho, porque me aparta de la pauta de salvación a través de Jesús.

El plan perfecto

Cabalmente entregados a tu voluntad, Padre, los planes jamás fracasan, pero pueden cambiar para bien. La pasión, muerte y resurrección de Jesús es demostrativa de que con tu guía todo plan resulta perfecto.

Luz de la alegría

La alegría es una luz, y no una luz cualquiera. Es la iluminación de Dios en el interior nuestro que se proyecta a través del cuerpo y de manera especial en el rostro. Tiene el extraordinario poder de renovar y orientar la salud mental y física.

Bendícenos con tu justicia

Hoy te hago una petición extraordinaria, Padre. Te ruego que bendiga ahora a la sociedad implantando con permanente rigor tu justicia divina para que el mundo sea equitativamente placentero y funcione de acuerdo con tu plan original. Gracias.

Protegido

Celebro porque en este momento tengo consciencia plena de que estoy bajo tu protección todo el tiempo. Te ruego, Jesús, no permitir que yo vuelva a caer en la inconsciencia de sentirme abandonado ni siquiera un instante. Gracias.

Posibilidades divinas

Para las humanas imposibilidades Tú tienes todas las divinas posibilidades que las contrarrestan, Padre. Donde hay una muralla inexpugnable para mí, abres un amplio y llano camino por medio de Jesús.

Jesús y la abeja

Dondequiera que nazca la flor a besarla llegará la abeja. En cualquier lugar que yo me ubique tu amor me alcanzará, Jesús. Son certezas en las que debo pensar dondequiera y en cualquier momento. Gracias.

Amor incondicional

Sólo hay una forma de regresar a Ti y disfrutar tus bendiciones, Padre, y esa es pensando -sin asomo de duda- que Tú me amas incondicionalmente por lo que soy: hijo tuyo. Con toda mi energía debo fijar mi mente en tu amor demostrado con el sacrificio de Jesús, quien con su muerte y resurrección validó su afirmación “yo soy el camino, la verdad y la vida”.

El mejor día

Exactamente hoy pienso lo mismo que ayer. Que este es el mejor día, porque como lo pensé ayer así fue. Gracias.

El mejor día

Este es un buen día, Jesús, un maravilloso día. En este instante no vislumbro qué lo diferencia de los demás días, no sé lo que ocurrirá durante su transcurso, pero tengo la certeza de que por la voluntad divina será mi mejor día. Gracias.

La esencia no se altera

No tengo que intentar alterar mi esencia dada por Ti, Padre, porque será un ejercicio vano. Gracias por hacer que lo entienda. Todo lo que puedo y debo cambiar es el modo de pensar, si éste no me recuerda permanentemente que Jesús afirmó: “yo soy la vid y vosotros los sarmientos”, expresión que no da margen para dudar que de Él dependo.

Tú la vid, yo el sarmiento

Te reconozco como la vid, Jesús, y me reconozco como sarmiento. Consciente estoy que sin ti no puedo dar fruto para glorificar al Padre. Dame energía, valor y determinación para cumplir con tu mandamiento y ser fructífero en abundancia. Haz que conozca el espíritu de verdad que procede del Padre. Gracias. 

Pregunta suprema

¿Para qué fui creado? Para con plena libertad tomar mi rumbo y disfrutar mi decisión de resolver mi vida siguiendo el ejemplo de obediencia de Jesús y cumpliendo tu mandato divino, Padre, con amor, entusiasmo, devoción, admiración, confianza y sumisión porque del resto Tú te encargas. 

Reafirmación

Gracias por reafirmarme que soy una criatura hecha por Ti, Padre. Gracias porque por tu divino mandato un nuevo hombre me hizo Jesús, quien al convertirme en su siervo me da la oportunidad de volver a actuar con la espontánea naturalidad y felicidad del niño.

Gracias por los problemas

Gracias por las situaciones que no puedo resolver y los problemas que me acompañan, porque ahora entiendo que no son más que conductores que me llevan directo a la aceptación, sin ninguna reserva, de que soy íntegramente dependiente de Ti, Padre, actitud que fue la clave para la resurrección de Jesús. 

Jesús dependiente siempre

La resurrección de Jesús no ocurrió porque era el hijo unigénito enviado a la tierra por Dios. Se convirtió en un hecho porque Jesucristo se reconoció en todo momento como dependiente íntegro del Padre Divino. Fue reiterativo en la divulgación de que actuaba sujeto a la voluntad del Creador. Sus reiteraciones contenían el claro propósito de ofrecernos la clave para merecer la salvación. 

Dependiente íntegro

Doy testimonio de que nada me ha facilitado más la vida que reconocerme como dependiente íntegro de Ti, Padre, y como siervo de Jesús. Gracias por mantenerme y protegerme siempre que me entrego sin reservas. Gracias por materializar mis peticiones cada vez que en el instante que las hago las doy por hechas y espiritualmente logro verlas, tocarlas, disfrutarlas. 

Reconozco que he fallado

Desde siempre me has protegido, Padre. Me dotaste con tu energía divina, amorosa, saludable, pacificadora, alegre, creativa y entusiástica. Me diste libre albedrío, porque quieres que yo sea responsable de mi fe. Reconozco que he fallado, no he logrado afirmar en mi pensamiento mi total dependencia de Ti, aunque sé que no se mueve la hoja de un árbol sin tu voluntad. Mi falla arruina mi fe y me provoca problemas serios. Ayúdame, Jesús.

El poder divino

Jesús, gracias por la grabación indeleble en mi mente de que el poder divino obra con el mayor esplendor y la perfección que lo caracteriza en el débil que te clama.

Una respuesta

Soñar dormido en hora desacostumbrada con un proyecto realizable, pues depende más de la determinación que de la mínima inversión, sólo puede ser una respuesta a las peticiones que te hago, Jesús. Sobre todo si tomo en cuenta que será productivo en todos los órdenes, especialmente para terminar de apabullar al ego. ¡Gracias!

Oración y diversión

La oración debe ser un agradecimiento divertido por todo lo recibido, incluyendo las peticiones y bendiciones que aún no se han manifestado en el espacio terrenal. Con alegría y cero tristeza debo orar.

Apabullar al ego

El ego impide comportarnos cual si fuéramos niños en la manifestación sin reservas de nuestro amor a Jesús, obviando que el comportamiento fue señalado como esencial por el propio redentor para que sea nuestro el reino del cielo. Ésta es la razón superior para apabullar al ego.

Para amar hay que avasallar

Amar es una posibilidad siempre latente, pero sólo avasallando al propio ego se hace patente, porque no es amar lo que el ego busca es ser amado lo que espera.

Hazme instrumento de fe, Jesús

El stress tomó cuerpo como mal social, y es causa importante de enfermedad y muerte, con el alejamiento alegre de la fe por parte de la sociedad. Jesús, gloríate en mí convirtiéndome en instrumento de fe a tu servicio.