Atado y libre

Unido -mejor es decir atado- a Dios es como nos liberamos de la esclavitud de la perversión del mundo. 

El otoño

Dos asuntos complican o impiden el disfrute del otoño de la vida: nostalgia por la primavera y el verano ya pasados y preocupación por un invierno que no sabemos si veremos.

Agrado y ganancia

Padre, haz de mi vida algo que resulte agradable para Ti. Sé que lo que para Ti es agradable para mi tiene que ser ganancia integral.

Silencio y Soledad

Aprecio al silencio y a la soledad. Al primero por ser acompañante exquisito de la oración, la meditación y la inspiración, los tres estados de sublimidad que podemos alcanzar ahora; y a la segunda por ser la compañera por excelencia de la paz. 

Silencio

El silencio es el mensajero de Dios. Siempre… siempre trae buenas nuevas. 

Cuerpo y vida

Todo cambia totalmente al asumir que la vida no le pertenece a mi cuerpo sino que es mi cuerpo el que le pertenece a la vida, al universo eterno. Siento que este es el paso trascendental en pro de la paz absoluta, esa que trasciende cualquier conocimiento humano. Gracias, Padre.

Gracias por sostenerme

Padre, te doy gracias porque hoy estoy en condición de afirmar que Tú me sostienes de manera íntegra, en todos los sentidos inherentes al verbo. Te repito: estoy agradecido, gracias por sostenerme.

Bien y gozoso

No conoceré forma diferente a la de estar bien y gozoso -siempre en tu compañía- en cualquier lugar o circunstancia en que yo esté. Gracias en el nombre de Jesús, Padre, por inspirarme. Cualquier lugar es más que propicio para escucharte y agradecerte.

La paz y el sueño

Cuando la paz reina en nuestro ser se duerme como los niños: comoquiera, dondequiera, en cualquier posición; no es necesario un ambiente especial, silente y oscuro, sino que es posible dormir en medio del ruido y hasta de frente a la claridad del sol.

Ganancia integral

Padre, haz de mi vida algo que resulte placentero para Ti. Tengo la certeza de que lo que para Ti es placentero para mi es ganancia integral.

Paz y salud

El único bien absolutamente necesario, el que no puede faltar para bien vivir, es la paz. De ésta depende todo, empezando por la salud, el otro bien con categoría de imprescindible.

Incorruptible

Hay condicionamientos o patrones de conducta que son realmente cárceles en las cuales nos metieron muy pequeños. Todos tienen que ver, lógicamente, con el ego y la carne. Por la gracia, nada tienen que ver con el espíritu, quien siempre es libre. Carne y ego se corrompen, el espíritu es incorruptible.

Te necesito

Ilumíname, necesito tu luz.

Abrázame, necesito tu protección.

Guíame, necesito tu corrección.

Perspectiva errónea

Desde la perspectiva del ego al espíritu se le percibe como carente de sentimiento y sentido; esto porque nada material lo afecta. Al espíritu sólo lo conmueve el amor, algo tan inmaterial como él.

Presente nuestro

Nuestro pasado le pertenece al Padre, le sirve para otorgar su justo merecimiento a cada hijo en la eternidad. El futuro es inatrapable esperanza que vuela incansable adelante. Sólo el presente nos pertenece, una joya para nuestro deleite ahora. Padre, gracias.

Dios no humilla

Dios no nos creó para humillarnos. No puso en nosotros un espíritu que es su imagen y semejanza para humillarlo. Pero, de eso podemos estar seguros, en algún momento quebrantará o abatirá sin contemplaciones al ego perverso que es creación exclusiva de nuestro libre albedrío que mancilla la creación original.

Todos creeremos

Por muy sabio que sea alguien y por muy arraigada que tenga sus ideas de negación de la inteligencia divina, los pasos de aproximación de la muerte le achicarán el ego y lo impulsarán a cambiar de inmediato cualquier patrón intelectual de incredulidad. Dotada por Dios, la muerte se presenta con una acreditación incuestionable, infalible a los ojos del más pintado de los incrédulos. 

Lo merecido

El Padre nos dio el libre albedrío, y nos permite hacer uso del mismo a nuestro antojo, con toda la libertad, porque en esa libertad radica nuestra semejanza con Él para decidir y crear nuestra propia vida. Pero eso es por un tiempo, pues Él no quiere que ninguno de sus hijos viva en este plano eternamente sin recibir los merecimientos fruto del uso del libre albedrío. Esta es la razón de la muerte: darnos justamente lo ganado con nuestro ejercicio creativo. Desde que la tierra es tierra nadie se ha quedado en la misma sin recibir lo que le pertenece en el plano eterno.

Verdad incontrovertible

Cualquier cosa o creencia por verídica que sea es cuestionable, Dios lo permite. Pero siempre hay una excepción: por voluntad divina, la única verdad incontrovertible, la que nadie puede discutir y que todos aceptamos a unanimidad es la muerte. Aunque evitamos pensar en ella, todos somos creyentes en ella y tenemos la certeza de que la unidad con ella es inevitable. Así tiene que ser: ella (la muerte) tiene por misión indefectible llevarnos a la otra vida, y en esto último cada quien escoge ahora creer o no.

Libre

Quien se conoce a sí mismo, conoce el porqué está en este mundo y conoce la verdad no siente o no tiene necesidad de apegarse a nada material y es completamente libre, porque descifró los mayores y más importantes enigmas de la vida. 

Cristo

Cristo es a la humanidad como el ambiente primaveral es al bosque. Y a Cristo debemos buscarlo con la determinación, rapidez y persistencias que las plantas buscan la luz solar, de lo cual podemos darnos perfecta cuenta cuando son cuidadas en el interior del hogar.

Al revés

…”Y vio Dios que era bueno”.  La expresión se repite al final de cada uno de los seis relatos que encontramos en La Biblia correspondientes a cada uno de los días utilizados por Él para crear el mundo. Entonces, lo que Dios vio y dio como bueno al hombre -con toda la potestad otorgada para regir la tierra- se le ocurrió cambiarlo. No hay que extrañarse, pues, de que ahora el mundo funcione al revés de cómo fue hecho.

Dependencia

Duda, intranquilidad y desconfianza se corresponden con el aspecto humano; fe, paz y dominio propio son frutos del espíritu. Doy gracias porque nunca he tenido plena confianza en mí y esto, precisamente, es lo que me ha llevado a depender de ti, Padre, y de Cristo, mediante la búsqueda espiritual.

Todo bien

Todo está en perfecto orden y sigue el patrón de la creación, pues antes que la luz fue la tiniebla. Así que para alcanzar la fe hay que pasar por la duda y para apreciar la firmeza hay que conocer la inseguridad. No hay que culparse por haber pecado, a Dios le basta con que dejemos de pecar y que veamos que dejar de pecar es bueno. Todo obra para bien, el universo tiene su orden divino.

Resurrección

Afirmar, escuchar y agradecer  son las claves para sentir a mi espíritu emerger con la nueva vida. Está claro que la resurrección sólo es posible desde el espíritu. Consuelo y cura espirituales son infalibles y eternos, así que la paz terrenal sólo es posible bajo el dominio del espíritu.

Fortuna divina

La fortuna  de la herencia divina está compuesta por amor, vida, sabiduría, comprensión, templanza, caridad, disciplina y prudencia, entre otros bienes tan valiosos como la fe, el perdón y la paz.

El cuerpo

Para dar alojamiento al espíritu dado por Dios del cuerpo se puede hacer un templo solemne, una casa humilde, un caserón de lujo o una destartalada casucha. Cada quien cuenta con todos los recursos necesarios para hacer la vivienda que le plazca para acomodarlo o ignorarlo. El espíritu no exige nada, pues su misión es servir y dar vida durante determinado tiempo desde el lugar que lo coloquemos, y en cualquier circunstancia. Gracias, Padre.

Presencia espiritual

Puedo afirmar que el espíritu siempre está presto: se manifiesta cuando lo llamamos y se oculta cuando lo ignoramos. Su manifestación y permanencia dependen de la sinceridad de la invocación y de la firmeza de la oración requiriendo su presencia.

Resurrección

Afirmar, escuchar y agradecer  son las claves para sentir a mi espíritu emerger. La resurrección sólo es posible espiritualmente. Consuelo y cura espirituales son infalibles y eternos.

Contrólame, Jesús

Toma el control de mi voluntad y entusiasmo; ponlos a vibrar en armonía contigo, Jesús, para que yo pueda alcanzar el privilegio de ser llamado hijo del Padre y ser salvo.