lunes, 29 de septiembre de 2008

Reflexión de hoy

En la medida que logres que las demás personas se percaten de que eres alguien con integridad, prudencia y solidaridad, tus relaciones sociales resultarán exitosas. Para nuestra suerte, llegar hasta a la integridad, la prudencia y la solidaridad no es difícil, pues Dios dejó abierta la amplia avenida del amor para que vayamos derechos a recoger esos atributos que facilitan notablemente la interrelación con el prójimo. Es asunto de enfocarse en cumplir con los dos primeros mandamientos de la tabla que entregó a Moisés: “Amar a Dios por sobre todas las cosas”, el primero, y “amar a tu prójimo como a ti mismo”, el segundo. El amor es generador de todo lo bueno, porque el amor es Dios o Dios es amor, es lo mismo.

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