sábado, 20 de septiembre de 2008

Reflexión de hoy

El único orgullo válido, el único orgullo que todos debemos perseguir para exhibirlo, para proclamarlo a los cuatro vientos el día que lo logremos es el orgullo de llegar a ser amigo personal e inseparable de Dios; sería una falta no enorgullerse y pavonearse tras alcanzar tan sublime distinción entre todos sus hijos. Los demás orgullos, cuídalos alejándolos de la vista de los demás, pues son muy quebradizos y pasibles de convertirse en vanidad ofensiva.

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