viernes, 26 de septiembre de 2008

Reflexión de hoy

Si alguna vez en tu vida llegas a percibirte o realmente ser para quienes te rodean como el árbol gigante que en la sabana da frutos y sombra con su frondoso follaje, nunca te olvides de que las raíces y el tronco que sostienen las ramas corresponden a Dios. En Juan 15:5-6 podemos leer: “Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego”.

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