sábado, 13 de septiembre de 2008

Reflexión de hoy

Es válido expresar regocijo en cualquier momento; mucho más válido, paradójicamente, en los momentos de dolor, porque neutraliza a éste. Cuando uno empieza a reírse de su propia tristeza, ésta desaparece. Si nos regocijamos por nuestra capacidad para aguantar un dolor, termina haciéndose llevadero. No vamos a reírnos de la tristeza ni a regocijarnos por el dolor de otro, pero todos sabemos que cuando se brinda una sonrisa a alguien entristecido éste, automáticamente, trata de sonreír. De igual manera, cuando con espíritu regocijado vamos a ver un enfermo provocamos una reacción mucho más positiva en él que cuando lo visitamos con ánimo conturbado y cara de horror. El regocijo es una panacea entregada por Dios al hombre cuando lo puso en la tierra para que fuera feliz por siempre.

No hay comentarios: