martes, 30 de diciembre de 2008

Reflexión de hoy


Al acercarse la hora final del año la mente se pasea entre la gratitud y la esperanza, entre los buenos augurios y los planes para hacer cosas pendientes, entre el regocijo por el punto y aparte y las expectativas de un nuevo inicio. La palabra prosperidad cobra vigencia extraordinaria, convertida en lo mejor que se puede pedir a Dios, junto a salud, para los seres amados. Dando gracias a Dios por todo lo concedido, le pido para ti, para mí, para la humanidad toda, prosperidad espiritual, que es la que proporciona verdadero poder, independencia y total seguridad en el porvenir, porque una vez que se obtiene no hay especulador capaz de hacer que su poseedor la pierda.

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