jueves, 25 de diciembre de 2008

Reflexión de hoy


Imbuidos del gozo por la conmemoración del nacimiento de Jesús, el momento es propicio para pedirle a Dios como lo hizo el salmista en el capítulo 119 (118):33-36 “Señor, enséñame el camino de tus leyes, pues quiero seguirlo hasta el fin. Dame entendimiento para guardar tu enseñanza; ¡quiero obedecerla de todo corazón! Llévame por el camino de tus mandamientos, pues en él está mi felicidad. Haz que mi corazón prefiera tus mandatos a las ganancias mal habidas”. Es inevitable al leer este último versículo pensar que debemos pedirle también que haga que quienes manejan los gobiernos y la economía mundial le pidan exactamente lo mismo, pues son las ganancias mal habidas de las minorías las que provocan necesidades en la mayoría.

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