jueves, 30 de octubre de 2008

Reflexión de hoy


Ninguno de nosotros va a morir crucificado, como en obediencia al Padre, para redimirnos del pecado original, aceptó Jesús entregar su cuerpo en esta tierra. Ahora bien, dado que el propósito de Dios es que seamos como Jesús -quien murió y resucitó- debemos de pasar por múltiples pruebas que habrán de convertirse en testimonios de nuestra obediencia y nuestra firmeza de carácter para ganar, como Jesucristo, el derecho a la vida eterna, que es lo único que Dios no entrega gratis y cuyo precio es muy alto en sacrificios. Claro, cada quien decide por su cuenta si se somete a las pruebas y los sacrificios, pues para ello el Creador nos dio el libre albedrío.

1 comentario:

Unknown dijo...

Sobre la puerta estrecha no me atrevo ni a opinar...porque lo haría desde mis razones e intelecto. Es un Misterio por tutoría. Santa Teresita afirmaba que nunca pensó que se podía sufrir tanto...Y la vida de los santos, como Francisco...nos dan a entender que el asunto es bien complejo. A la pastorcita de Fátima, Jacinta, se le manifestó...y murió solita en un hospital...La puerta estrecha es un camino altamente personal, que sólo el Espíritu administra para cada creatura...Nunca, lo que esperamos ni imaginamos...