domingo, 12 de octubre de 2008

Reflexión de hoy

Señor Jesús, busco la dignidad; por favor, pon tu inigualable luz para poder encontrarla. Sé que sólo cuando me sienta realmente digno disfrutaré el privilegio de ser tu amigo. Sé que tú siempre estás cerca, por eso no me siento abandonado y deprimido. Doy gracias porque reconozco tu cercanía, pero aspiro a convertirme en un ganador de tu confianza y poder ir contigo “para arriba y para abajo”, para todas partes, y en cualquier momento, justamente como se hace con el mejor amigo, el que conoce todos nuestros secretos.

1 comentario:

Unknown dijo...

No obstante, don Rafael, a veces, en los momentos en que más indigno me siento, El mantiene su amor y misericordia, precísamente para destacar la independencia que tiene su amor de nuestra dignidad. Su criterio no es el nuestro. No puede hacer otra cosa que amar...esa es su esencia. Generalmente los primeros en ser tocados son los que se sienten más indignos...Qué diferente a nosotros. Nunca seremos dignos. Intentemos responder a su amor con un sí, pobre y cochambroso...eso aumenta la tolerancia hacia dentro y hacia fuera. De lo contrario, diversificamos el mensaje original recibido...busquen a todos, invitados a las bodas, yo les lavo los pies...mi cuerpo y mi sangre lavan, sanan, liberan, convierten...La confesión de los pecados a los hermanos o al Padre es simple aceptación de nuestro diagnóstico, pobreza original...