viernes, 17 de octubre de 2008

Reflexión de hoy

Ningún humano tiene potestad para afirmar que estamos en los tiempos finales, pero no hay duda de que los actuales son tiempos muy parecidos a los que predice la Biblia como postreros. Los fenómenos naturales (fuegos, inundaciones, terremotos) golpean por todas partes. Hay hambre, enfermedades, crisis moral, social y económica. Como si fuera poco, la mayoría de la clase del poder y no pocos de los sometidos se corresponden con esta descripción de San Pablo para los últimos días: “Los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres… feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder”. (2 Timoteo 3:1-5)

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