viernes, 21 de noviembre de 2008

Reflexión de hoy


Con reverencia, continuemos hoy hablando de ella, la incorruptible, Madurez. Es pura gracia divina para caminar hasta donde Vejez, porque nos libra de los apetitos conocidos como lujuria, gula y avaricia, trío pecaminoso, aunque no se pensara que eran tales mientras nos acompañaba la bella y falsa… ¡Esa misma!, tú la conoces, Juventud. Madurez también nos ayuda a disipar la ira, la envidia y la soberbia, que, junto a la pereza y el trío mencionado, forman el despreciable pool de los siete pecados capitales. Como puede verse, Madurez es una sabia compañía que viene directa desde el Creador a guiarnos hacia el renacer, la renovación anunciada por Jesús, como podemos leer en Mateo 19:28/29.

2 comentarios:

Angela Lora dijo...

Al igual que usted exalto la madurez, pero no me parece que deba ser mostrada como la panacea de los estadios de la vida. Qué hay de aquellas personas que tienen una madurez demasiado difícil, solitaria,etc. o aquellos que desde jóvenes han guardado rencores, enojos, y en ese estado fabuloso no han sabido sacar de su interior ese cúmulo de dolor y disolverlo en el viento, entregarlo al Padre. No sé, me parece que tampoco achacar todo lo malo a la juventud tampoco puede ser sano. Deja vacío el espacio actual a quienes buscamos y seguimos las huellas de amor que nos marca el Creador.

Unknown dijo...

Don Rafael, sigamos orando mucho los unos con y por los otros...por todos...porque en mi caso, si le soy sincero, todavía la gulita y la lujurita me dan mis sudoritos...La avaricia menos, la pereza (resistencia al cambio), "asigún"...y la Soberbia...Dios nos libere con la humildad primigenia que es Su DON por excelencia! PAX