Hay una duda que no nos daña, porque no es por falta de fe en el Padre. Se trata de la que el Diccionario de la Lengua Española define como “filosófica” y que consiste en la “suspensión voluntaria y transitoria del juicio para dar espacio y tiempo al espíritu a fin de que coordine todas sus ideas y todos sus conocimientos”. Esta duda es beneficiosa, porque en el momento en que damos espacio y tiempo al Espíritu, nuestra imagen y semejanza con Dios, en realidad lo que estamos haciendo es acercándonos a Él. La duda filosófica es más bien una reflexión, una meditación que tranquiliza la mente.
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