viernes, 7 de noviembre de 2008

Reflexión de hoy


Para encontrar la paz y darle un ritmo dinámico a nuestras acciones, la perfecta combinación es dedicar a Dios todo lo que hacemos –actuar siempre con la intención de agradarlo- y sujeto a su mandato de tener valor y firmeza. Por espesa que se vea, no hay bruma que no quede despejada de inmediato si aplicamos al pie de la letra la fórmula: agradar a Dios + valor y firmeza. Cuando Dios llena nuestro pensamiento, podemos verlo todo con la mayor claridad y, lo más importante, el látigo de las dudas deja de azotarnos.

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