Atarse a Dios es libertad absoluta. Mientras más fuerte es el amarre, más libre y sin temor se avanza por el camino de esta vida. Hasta el temor a la muerte física desaparece, porque hay certeza de que lo que ésta significa es el regreso del Espíritu a la Fuente Universal Divina. Atemos con fuerza nuestros lazos.
martes, 1 de julio de 2008
Reflexión de hoy
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario