Amor, bondad, sabiduría y salud conforman el paquete completo de la gracia de Dios. Todos nuestros esfuerzos deben encaminarse a conseguir ese paquete divino. Con la gracia de Dios triunfamos cuando aparentemente estamos derrotados. Con la gracia de Dios salimos del círculo de vergüenza y miedo que produce la carencia. Con la gracia de Dios la alegría llega a desalojar a la tristeza. La gracia de Dios es plenitud, trabajemos por y para ella.
jueves, 3 de julio de 2008
Reflexión de hoy
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