jueves, 17 de julio de 2008

Reflexión de hoy

Por difícil y angustiante que parezca, no hay situación que no cambie para gozo en un instante cuando escuchamos palabras que provienen del Padre. La Biblia está llena de las curaciones que realizó Jesús pronunciando palabras en nombre de Dios. Y hoy podemos ver situaciones milagrosas cada día, porque ¿acaso no es un milagro la placidez y serenidad puras que produce la alegría con que finalmente estallan la angustia y los dolores de una madre al parir? ¿Y qué decir del niño que arrasado en llanto se calma o ríe al escuchar una palabra de aliento? Son milagros.

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