Cuando
nuestro poder guardar la mayor similitud con el tuyo, Padre, es en el momento
en que perdonamos de corazón. Debemos, pues, estar alertas para de entrada dar
gracias por la oportunidad de perdonar cuando llegue. El origen del perdón está
en el agravio, en la ofensa recibida, así que hay que prepararse para ver al
ofensor con piedad y bendecirlo, porque perdonándolo es como conocemos la
magnitud de tu poder, y genuinamente ejercemos nuestra semejanza contigo. Te
doy gracias, en el nombre de Jesús, por la reflexión.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario