sábado, 5 de enero de 2013

Por respeto a su palabra



Dios nunca está ausente. Pero permite que lo olviden, que lo nieguen (hasta toleró que en su propia carne lo azotaran y crucificaran) porque nos dio libre albedrío, y Él respeta su palabra. Sabe que no somos perfectos y perdona todas las ofensas al alma arrepentida de pecar, porque su amor es eterno como su omnipresencia espiritual.

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