Siempre
se presentarán situaciones cuyo objetivo único es examinar mi capacidad de
ejercer control sobre mis impulsos por medio de la fe. Gracias, Padre, por
darme luz para llegar a esa conclusión, que es producto de la posterior evaluación
sosegada de acontecimientos que juzgué como devastadores en el momento de su
ocurrencia, aunque estaban lejos de serlos. Pasar por el tamiz del examen del
control las ocurrencias menores y mayores en torno mío me ayudará a reaccionar
guiado por la fe en cualquier circunstancia. Jesús, ayúdame a no perder de
vista esta reflexión.
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