miércoles, 27 de mayo de 2009
Reflexión de hoy
Con la ayuda de Jesús, hay que deshacerse de la necedad, ahora que podemos hacerlo por iniciativa propia. Si no lo hacemos, en un instante, en un segundo, en un minuto, en una hora cualquiera -inevitable e inadvertidamente- caeremos aplastados por el peso de la concupiscencia que cargamos con egoísmo y desordenada complacencia por días, semanas, meses, años, lustros o décadas.
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