jueves, 7 de mayo de 2009
Reflexión de hoy
El mundo sólo funcionará óptimamente cuando el motivo de la vanidad del hombre descanse en el grado de desarrollo de la espiritualidad que haya alcanzado -por su búsqueda continua de parecerse a Jesús, cumpliendo con los mandatos divinos- y no en el cúmulo de los bienes materiales adquiridos, que generalmente en su contenido ocultan sangre, lágrimas y sudor ajenos.
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