lunes, 16 de marzo de 2009

Reflexión de hoy


Todavía no ha nacido la persona a quien no le haya hecho bien una humillación o aflicción por parte de Dios, porque cuando la misma ocurre recurrimos a buscar la explicación en su palabra, y ese es, precisamente, el propósito del Padre: que busquemos su palabra, para que logremos decir como en 119:50 afirma el salmista: “tu palabra me ha vivificado”. Y esto es así “porque la palabra de Dios tiene poder. Es más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón”, (Hebreos 4:12.

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