martes, 3 de marzo de 2009

Reflexión de hoy

Es feo decirlo, pero hay que decirlo hasta el cansancio: la división entre las distintas iglesias está basada en intereses económicos y la persecución de una hegemonía que se asocia más con el narcisismo humano que con lo divino. Aunque todas las iglesias invitan a seguir a Jesús, el más humilde de todos los hombres que han pisado la tierra, es fácil observar la arrogancia y prepotencia de los jerarcas, a quienes les resulta imposible esconder que actúan impulsados por la rivalidad, el deseo de doblegar a los otros, aunque conocen perfectamente que están actuando totalmente en contra a lo que en Filipenses 2:3 recomienda Pablo: “no hagan nada por egoísmo (rivalidad) o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a si mismo”.

No hay comentarios: