jueves, 12 de marzo de 2009

Reflexión de hoy


En las horas en que sentía la inminencia de la llegada de sus asesinos, Jesús nos dejó el mensaje más convincente de lo que es tener fe en Dios. Orando arrodillado en el monte de los Olivos, dijo lo siguiente: “Padre, si quieres, aparta de mi esta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Cuando cada vez que nos sintamos amenazados, en situación difícil, sean esas las palabras que afloren en nuestros labios y las pronunciemos con total convencimiento, dispuestos a -tal como lo hizo Jesús- aceptar el trago amargo si nos toca tomarlo, podremos sentir la satisfacción de que hemos alcanzado la fe, y por ende la salvación.

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