martes, 17 de marzo de 2009

Reflexión de hoy

Hay pensamientos que llegan en los momentos de reflexión que resultan realmente extraños, tanto que la mayoría de las veces decido quedarme con ellos y no escribirlos, porque desde mi limitadísima condición pienso que no son lógicos o que no tengo el andamiaje necesario para sostenerlos y, algo peor, todavía le temo al enjuiciamiento humano. Casualmente hablé ayer sobre el asunto con mi hija Jenny y su comentario me animó a dejarme de cosas y exponerlos para que cualquiera de ustedes que se anime a arrojarme luz lo haga. Casualmente, esta mañana afloró uno, aquí va: La gran batalla espiritual se da frente a dos enemigos mortales que nunca se separan, aunque se desplazan en sentidos opuestos, el persistente rencor y el escurridizo perdón.

1 comentario:

Unknown dijo...

Rafa, el hombre viejo es incapaz de perdonar, ni de amar...lo cual nos muestra nuestra pobreza interior...El perdón es un DON, como todo lo que viene del Espíritu. Le abrimos tiempo y espacio para que El ame a través de nosotros... Pero, como esto se da en su tiempo... Podemos empezar orando por ambos, la persona que nos agravia y por nosotros mismos. Los dos estamos necesitados del toque de la Misericordia de Dios. Nada ni nadie está tan limpio, ni tan sucio...que no necesite, como el primer día, la sanación, la liberación, la conversión permanente...algo que el EGO no quiere ni puede aceptar... Nuestro EGO es el hombre viejo...que cree que es él, mejorando, quien ha de ser salvo, sin morir. ...Pasar la Pascua, sin el Viernes Santo...Cuando te sientas incapaz de perdonar, acude confiado al Séñor y a la Madre. Ellos cumplen sus funciones...Verás del DON y el milagro...pero a Su tiempo, no al nuestro. No te me acomplejes, todo esto es muy nuevo. Sigamos orando los unos y los otros, los unos por los otros, que hemos sido UNO en el bien y en el mal...Pero el proceso del Señor es invitación constante. Ya EL lo inició con la cruz...el primero de muchos...y permanece a la puerta y nos llama. El DON de la FE nos anima a creerle. Recuerdos a tu hija, tus hermanos...los de sangre y los que tienes de Padre y Madre en el Espíritu, por con y en CRISTO.