miércoles, 20 de agosto de 2008

Reflexión de hoy

Cuando aprendamos a aceptar las tribulaciones como lo que realmente son, se reducirá al mínimo la intensidad con que sufrimos por las mismas. Las tribulaciones son pruebas a nuestra fe o llamados de atención a quienes, muy entretenidos con lo mundano, hemos perdido el contacto con el Espíritu, y vagamos por senderos pecaminosos, poniendo en riesgo cada día nuestra fortuna para ganar la vida eterna junto al Padre. Cada tribulación es una oportunidad de acercarnos al Padre, porque siempre que padecemos una salimos en búsqueda de Él para que nos ayude y proteja. Alabemos por el sufrimiento que nos conduce al bien, y problema resuelto.

No hay comentarios: