sábado, 29 de agosto de 2009

Reflexión de hoy

¿Por qué si nuestro Espíritu es imagen y semejanza de nuestro Padre Él permite que algo suyo se corrompa y pueda perderse aquí en la tierra? Realmente, Él nada pierde, porque se trata, precisamente, de que somos una imagen. El asunto es comparable a lo que ocurre cuando una foto nuestra se extravía o se quema. Simplemente se perdió esa foto, pero nada de nuestro cuerpo se perdió; eso sí, nos duele y echamos de menos la instantánea que queríamos conservar por siempre en nuestro álbum, así le ocurre al Padre.

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