martes, 4 de agosto de 2009

Reflexión de hoy

Hay que ser como el Espíritu que es amor que siempre observa, escucha y capta; es libre y sólo nos habla cuando se lo pedimos. Es de obligación escuchar, observarlo todo, ocuparse de amar y vendrá la paz que hace gigante la fe que lleva a la sabiduría y al discernimiento. Si uno es esclavo de lo que dice, entonces es libre con el silencio. Cuando nos pidan hablar, es deber hacerlo con discernimiento y entregando las palabras de fe, amor y paz que son nuestro caudal de sabiduría. Dicho de otra forma: dejar que hable el Espíritu.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, Rafael, como siempre...Qué hermoso ese respeto de quien nos habla solamente cuando se lo pedimos... Cuánta enseñanza como punto de referencia a emular! Abrazo fraterno y bendiciones. Amén.