domingo, 2 de agosto de 2009

Reflexión de hoy

Te escucho, Padre, dime qué quieres que haga. Háblame y dame la capacidad para entenderte, para que nada de lo que Tú me digas en este instante se pierda en mi mente. Imprime en mi mente con categoría de sello indeleble los mensajes que consideres adecuados para que pauten mi vida. Luego dame la fortaleza que necesito para ser un vasallo que te sirva con eficiencia en cualquier momento y lugar. En nombre de Jesús te hago mis peticiones, con la seguridad de que Él se ocupara de que Tú me complazca.

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