martes, 18 de agosto de 2009

Reflexión de hoy

Tener conciencia de que el Espíritu es el gen de Dios en nuestro cuerpo, además de darnos paz, confianza y seguridad, debe llevarnos a cambiar la forma en que oramos cuando estamos en apuros. En lugar de decir: “Padre, no me abandone en este instante”, como es lo usual que digamos, debemos decir siempre: “Padre, no permita que yo me aleje de ti”. Está claro que el Espíritu siempre está en nuestro cuerpo y que somos nosotros quienes escogemos ignorarlo para actuar sujetos a las normas humanas.

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