Cuando las dificultades nos rodean, es el turno para que la fe entre de lleno en acción. La fe devolvió salud y vida a todo el que se acercó a Jesús para pedirle que interviniera en su favor ante Dios. Y no sólo a través de Jesús el Padre premió la fe de alguien confiado en que Él podía resucitarle un ser querido. La fe de la mujer sunamita le trajo a su hijo de vuelta a la vida cuando acudió con determinación a buscar la ayuda del profeta Eliseo (2 Reyes 4:35). Así que no importan las dificultades, si nuestra fe es firme, desaparecerán como llegaron.
jueves, 26 de junio de 2008
Reflexión de hoy
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