En
el nombre de Jesús te doy las gracias, Padre, por ayudarme a diferenciar cada
día más mi espíritu dado por Ti del ego creado por mi mente, bajo la influencia
de una sociedad manipulada por el príncipe de la maldad. Gracias por sostenerme
en la lucha para apartar al yo mental del espacio que en mi corazón corresponde
al espíritu.
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