No
hay escasez porque Tú eres el proveedor infinito, y jamás niega lo necesario para
una vida plena a tus hijos que permanecen contigo, Padre. La carencia sólo es
posible para quienes apartados de Ti dilapidamos todo lo recibido. La parábola
del hijo pródigo lo explica con toda la claridad, a la vez que nos garantiza
que basta con que regresemos y de nuevo nadaremos en la abundancia. Gracias, en el
nombre de Jesús.
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