Porque
hay que cerrar la boca y los ojos para hacerlo es que respirar profundo es la
panacea integral que es, pues estimulamos la memoria ancestral que hace que
recordemos que entregaste con tu aliento tu naturaleza, tu vida, tu espíritu y
tu poder a Adán, y a través de él a nosotros. Gracias, en el nombre de Jesús.
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