Salvo
y sano por la muerte de Jesús en la cruz, cumpliendo tu voluntad de
rescatarnos, Padre. Y con Jesucristo todo lo puedo. ¿Qué más que cumplir con tu
palabra puedo hacer para agradecerte? La respuesta es: ¡nada!, porque el
cumplimiento de tus mandamientos es el sumo beneficio para el cumplidor, lo
único que a Ti de complace, después de salvarnos y sanarnos.
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