martes, 28 de julio de 2009

Reflexión de hoy

Nuestro Padre es refugio y provisión todo el tiempo. A nada ni nadie se debe temer si lo invocamos a través de Jesús, nuestro hermano que Él sacrificó para salvarnos del pecado. Si bien no debemos temer cuando hacemos lo necesario para procurarnos la gracia divina, tenemos que ser cautos y evitar por propia cuenta las situaciones que traen enojos, porque donde la ira se manifiesta hay ausencia de Dios. Esto hay que repetirlo hasta que se convierta en el piloto automático que nos aparta de las situaciones enojosas.

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