sábado, 18 de julio de 2009
Reflexión de hoy
Llevada a la práctica como debe ser, la meditación-confesión es purificación completa. Nada como eso, pues no hay espacio para debilidad humana de ninguna índole, empezando porque la intimidad del momento nos aparta del deseo pernicioso de querer impresionar a nuestros congéneres, que es la fuente principal de todos nuestros males, al tiempo que nos libra de recibir cualquier otra influencia que no sea la del Padre en esos minutos.
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