Te reconozco como la vid, Jesús, y me
reconozco como sarmiento. Consciente estoy que sin ti no puedo dar fruto para
glorificar al Padre. Dame energía, valor y determinación para cumplir con tu
mandamiento y ser fructífero en abundancia. Haz que conozca el espíritu de
verdad que procede del Padre. Gracias.
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