Sólo hay una forma de regresar a Ti y disfrutar
tus bendiciones, Padre, y esa es pensando -sin asomo de duda- que Tú me amas
incondicionalmente por lo que soy: hijo tuyo. Con toda mi energía debo fijar mi
mente en tu amor demostrado con el sacrificio de Jesús, quien con su muerte y
resurrección validó su afirmación “yo soy el camino, la verdad y la vida”.
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