sábado, 9 de marzo de 2013

Competencia y tribulación



Vivimos en una sociedad generadora de competencia y no de amor entre sus miembros. La sociedad al año designa unos pocos días (de Reyes, de San Valentín, de la mujer, de las madres, de los Padres) para que exaltemos el amor entre nosotros, condicionándolo a la entrega de regalos y reconocimientos. Los demás días son para competir, con buenas o malas artes, por sobresalir ante los demás. No hay competencia que no genere tribulación entre los caídos y esto es destructivo, porque los perdedores son la inmensa mayoría. Y la misma sociedad se encarga luego de marginar a los atribulados perdedores. Padre, toma el control de la situación.

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