Padre, confío en que Tú terminarás tu obra cumbre en
mí al hacer que yo entienda que nada, ¡absolutamente nada!, está primero que el
deber de agradarte, y con sujeción a esto usar los dones que Tú me has
regalado. Lo demás vendrá por añadidura. Gracias en el nombre de Jesús.
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