No
apegarme, no aferrarme, dejar pasar, dejar fluir, dar lo mejor, querer amar,
disfrutar, vivir, continuar el camino con prudencia hasta llegar al punto máximo para la
individualidad materializada, que no es otro que el momento marcado por Ti,
Padre, para pasar de estar presente a ser echado de menos en este plano, pasaje
al que llamamos muerte, que no es tal si Tú nos concede tu gracia. En el nombre
de Jesús, gracias, por ponerme a pensar en esto.
viernes, 1 de febrero de 2013
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