Orar
es aquietar, sosegar. No debo terminar mi oración mientras persista alguna
inquietud. El final de la oración lo indica la placidez, el relajamiento, la
distensión que trae el acto de entrar en espiritual contacto contigo, Padre,
mientras me desapego de las exigencias y urgencias materiales. Gracias en el
nombre de Jesús.
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