¡Ah
la naturaleza! Es exuberante, aunque limitada a su permanente juego con tierra
y agua, fuego y aire. Cuatro elementos es todo lo que posee, y ceñida a cumplir
-es su mayor divisa- la pauta de la sabiduría divina no necesita más para
ofrecer excelencia, armonía y suficiencia para contener todo lo que vive. Oh,
Padre, alejarnos de tu sabiduría y del cumplimiento de tu mandato es lo que complica
la vida y nos colma de apetencias que nunca llenan el vacío por la lejanía. En
el nombre de Jesús, gracias por la reflexión.
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