Con
palabras de alabanza se llena mi alma de bonanza. Bondadoso como eres, me entregas
un canto de tu creación, con la dignidad y la dulzura que al espíritu traen el éxtasis
por la contemplación que hace del fervor fortuna, y de la generosidad grandeza
que devuelve el júbilo de la juventud, herencia divina de nuestra hermandad con
Jesús.
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