La
libertad espiritual sólo es posible mediante la sujeción al poder de Jesús, que
conlleva al perdón en todos los órdenes. Todo el que tiene la entereza, la
dicha de por propia cuenta convertirse en esclavo de Jesús al mismo tiempo se coloca
por encima de la sordidez, de la miseria humana. Ser esclavo de Jesús equivale
a ser liberto del mundo. Padre, contigo las cosas funcionan “al revés”, gracias por darme entendimiento.
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