lunes, 29 de junio de 2009
Reflexión de hoy
No debe pasar un día, ¡qué digo un día!, ni siquiera un medio día sin que levantemos la vista hacia el cielo para pedirle al Padre, en nombre de Jesús, que nos dé paz, y agradecerle con entusiasmo por concedernos el privilegio de vivir sin angustias ni sobresaltos, refugiados en su bondad y protección infinita. Te pido y recibo, Padre, gracias. Continúa protegiéndonos a todos.
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