sábado, 13 de junio de 2009

Reflexión de hoy

Entendido ¡por fin, Padre! el mensaje que me has dado reiteradas veces en los últimos días. Ya sé que las discusiones nunca se ganan en absoluto, y que son gastos de tiempo y energía que pueden ser muy útiles para cualquier otra cosa. Ya no quiero ganar discusión alguna y sólo aspiro a que Tú me concedas los dones de la confianza rotunda y el silencio para siempre escuchar tus mensajes con la mayor claridad, y proceder siempre de acuerdo a éstos.

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